Encomendarse a Obama o al bendito San Cucufato


Tras semanas de expectante espera los medios de comunicación se iluminaron cual estrella de Oriente para darnos la buena nueva: Barack Obama, que no en vano está coronado con el nombre de bendito, ha sido designado para asumir un reino que sí es de este mundo. Y tras conocer la noticia por el coro de ángeles celestiales y la CNN, las gentes humildes de la Tierra se aprestan a postrarse ante una Casa Blanca hecha portal de Belén y, como inocentes pastores, darle las gracias al Señor.

El mundo llevaba demasiadas décadas aturdido tras venírsele encima los escombros del muro de Berlín y, ahora, los cascotes de Wall Street. Aunque en mi caso siempre he sentido por Jesús repelús, como diría el maestro Javier Krahe, puedo comprender que ante tanto aturdimiento el personal esté ansioso por la llegada de un Mesias, algo más fácil de digerir que la comprensión del sistema financiero, la desestructuración del mercado laboral, la asimilación del cambio climático o la gangrena geopolítica internacional.obama1

Obama, con su discurso iluminado, también lo sabía. Pero, sobre todo, quien más consciente era de ese filón fue su equipo de marketing, que con un presupuesto de 180 millones de dólares logró condensar el Nuevo Testamente en sólo tres palabras: Yes, we can. Sí, podemos. Pero podemos… ¿qué? Es lo bueno de las consignas, que no necesitan dar explicaciones.

John Carlin comenzó pronto a desvelarnos las limitaciones del nuevo Salvador. Primero puso las cosas en su sitio respecto al más evidente y revolucionario cambio del futuro inquilino de la Casa Blanca: el primer presidente afroamericano de la historia. Como destaca el periodista británico Obama es negro, pero “tampoco es negro del todo”. Un matiz importante aunque secundario si tenemos presente, como subraya Carlin, que “habla como un blanco”.

No en vano el flamante ganador ya hizo votos de moderación demócrata durante su pugna con John MacCain. El senador de Ilinois abrazará los planes de sanidad pública soñados por Hilary Clinton –y que, por cierto, su marido nunca puso en marcha-, pero ni se le ocurrirá extremismos como redistribuir la riqueza. Tan solo se aplicará en la “creación de oportunidades”. Y ya se sabe, ese es el modelo más genuinamente estadounidense desde los duelos en OK Corral, donde todos tenían una oportunidad para vivir aunque el éxito dependiera de quien era el más rápido en desenfundar.

En cualquier caso, por si quedaran dudas, Obama se ha apresurado a ofrecer un cargo en su gabinete a Rhan Emmanuel. Alias Rambo, este asesor de línea dura del gobierno de Clinton no dudó en irse como voluntario civil con el ejercito israelí durante la primera guerra del Golfo y, después, amasó una buena fortuna como ejecutivo de la consultora financiera Dresner Kleintort, la misma que ahora anuncia miles de despidos. La política exterior, sobre todo en Oriente Medio, queda así bien atada. Poco después de su victoria en las urnas, la noticia de otros cuarenta civiles muertos en bombardeos norteamericanos en Afganistán, donde el nuevo presidente pretente aumentar las fuerzas, no deja espacio ni siquiera a la ironía.

Por todo ello, me resulta difícil resignarme a ese papel de pastorcillo de Belén que con inusitada devoción abraza la progresía española con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza y sus anhelos por viajar a Washington. Si he de resignarme a la religión prefiero de nuevo seguir los consejos de Krahe y encomendarme a San Cucufato. Al fin y al cabo, a este santo por lo menos le hacemos algo de presión. Y la presión es el mejor rezo para ser, al menos, escuchados.

3 comentarios sobre “Encomendarse a Obama o al bendito San Cucufato

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  1. Ya somos dos en no querer acudir a este Belén… Que sí, que mejor él que el otro o el anterior, que si, es negro, pero también lo eran , lo son Rice y Powell.. Pero no es un ML King, ni Malcom X , ni Angela Davis… No, y además sabemos como se las gastan los Lobbies de por el mundo…El que se mueve no sale en la foto…

    Pero ante la euforia generalizada… shhhhh!
    Somos una vez más pesimistas en creer en un cambio real… o simplemente realistas…

    Un beso, «Missing» José Manuel…

  2. No es comprensible la alegria desmesurada por el sr.Obama,como si fuera el «salvador»del mundo.Tampoco es comprensible el excesivo empeño por ir a la «pantochada»del pato cojo Bush,como si fueran a solucionar el mundo.En horabuena por tu articulo,Jose Manuel.

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